Una moneda arrojada a la fuente
experimenta en su recorrido
la epifanía de un delincuente
que es atrapado dormido,
y la sorpresa queda latente
convirtiéndose en ave sin nido.
Mis palabras son de un demente
que busca solo el sonido
y en medio de un trance indecente
despierto en una cama, perdido.
Tú, maravillosa mujer ardiente
limpias mi corazón podrido,
una moneda volando es la suerte
de este Pagano que camina sin ruido...
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