Caricias del viento, motivos ausentes,
Son sueños perdidos, recuerdos que matan,
Son lágrimas dulces, son rezos del alma,
Y así continuamos, sin rumbo, sin nada,
Gozando el silencio, cerrando la llaga,
Y llega el ocaso trayendo la sombra,
La triste silueta de aquel que no está;
Con mucho sigilo se mueve y me habla:
Los muertos no matan pues muertos están.
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