Canto en voces apagadas a miradas ausentes,
a seres con ojos incrustados de nubes,
a nostalgias de tiempos olvidados,
a sueños perdidos en el hastío.
Canto a quienes quieren un par de alas,
y sueñan, sueñan que vuelan, y no sueñan nada.
Canto a los que abrazan lo que aún no vuelve,
a los que abrazan sus porqués.
Canto a la melancolía de la media noche,
a la agonía y a la guerra,
a la vida que no vive,
a los que poseen demonios y catarsis,
a los poseídos por la ceguera.
Canto al holocausto de mi vida
con palabras hundidas en las heridas de mi ego.
¡Que se desvanezca el Universo en copos de noche fría!
Y comienzo a caer y todos me sueltan.
No queda espacio para este vacío,
no quedan lugares para estos errores.
Soy yo la contradicción del Universo,
y al morir, vivo:
perderse es encontrarse
y encontrarnos es nuestro Destino.
De: Cantos al Espejo
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